martes, 19 de mayo de 2015

EL DESÁNIMO... Y LA RESPUESTA DE DIOS

Hay muchas personas que, aún siendo cristianas, están sumidas en la más profunda depresión. Es un estado lamentable que solamente quienes han experimentado eso, pueden comprenderlo del todo. No es fácil, especialmente cuando leemos en la Biblia que tantas veces Dios habla del gozo. Muchas personas que son cristianas, leen eso y se sumen en la más profunda culpabilidad. Siempre me acuerdo de una canción que escuchaba frecuentemente cuando era niña... Decía: "No puede estar triste el corazón que alaba a Cristo"...

Hoy quiero compartirles que sí... un corazón que alaba a Cristo sí puede estar triste. Si no fuera así, el David de la Biblia no hubiera escrito tantos salmos. La mayoría de los salmos tuvieron una inspiración basada en algún conflicto o en alguna decepción que tuvo. Muchas veces el mismo salmista le reclama a Dios por Su silencio y porque ve que no hace nada frente a su sufrimiento. Jesús mismo estuvo triste antes de morir y oró hasta tal grado de intensidad que sudó sangre. El profeta Elías, ante la amenaza muerte de la reina Jezabel, huyó a una cueva y allí deseó morirse, incluso después de haber desenmascarado a los profetas de Baal. Son personajes que sufrieron de la tristeza extrema... Y es que esta emoción es propia de nosotros... Quienes no aprenden a sufrir, tampoco aprenden a progresar. Quienes no sufren tampoco aprenden. El problema yace en la mantención de este sentimiento en el tiempo... Porque la depresión ya no es fisiológica y se traduce en un sentimiento permanente de desesperanza, temor, inseguridad, angustia, desmotivación y dolor. Realmente es un hoyo en el que la persona muere en vida... sin ganas de nada, sin ganas de progresar, sin motivación ...

También hay personas que viven etapas buenas y luego vuelven a un estado basal de desmotivación y, por más que luchan, no pueden superar esto.

Dios no juzga a quienes sienten indignos por estar con depresión. Al contrario, los acepta y ama su sinceridad. Ama cuando le decimos: "Señor... ya no puedo más"... "Señor, ya se acabaron mis fuerzas", "Señor, dime que me amas", "Señor... siento que mis fuerzas se acaban". No hay fórmulas para salir de la depresión, pero sí podemos seguir el ejemplo del mismo salmista que, a pesar de gritar, llorar, quejarse y todo, confiaba en Dios. Le confiaba sus penas y quebrantos. Le entregaba sus imperfecciones y le pedía que le corrigiera. No buscaba técnicas de relajamiento. No iba detrás de fórmulas caseras para encontrar la sanidad. Iba detrás de Dios... Estaba en sus brazos. Por eso varias veces dice: "Me siento como un niño destetado de su madre"...

Porque la vida cristiana no se trata de que en todo nos vaya bien y que veamos la prosperidad por todas partes. El cristianismo está lejos de proclamar el éxito personal y la carencia de problemas. El cristianismo no es estar alegre todo el tiempo... no es estar siempre arriba. El cristianismo se trata de Jesús. Y si estamos tristes, que lo compartamos con Él. Y si estamos alegres, celebremos con Él. Porque saben algo... de repente él romperá su silencio y hablará... Su mano romperá el hielo de nuestro corazón y hará que la esperanza fluya otra vez...

En su amor renacen los sueños de nuevo y la vida vuelve a ser vida... Renacen las sonrisas y los planes a futuro. Renacen las relaciones con la familia y hay libertad para avanzar y creer que se puede seguir.


"Sobre toda enfermedad y sobre toda verdad. Sobre argumentos y altivez. Sobre egoísmos y falsedad. En altos y bajos. Contrastes y contrastes. En pobreza o abundancia. En tristeza o alegría. A través de las épocas y tiempos. Sobre modas y tendencias. Sobre todo eso... tú eres Dios. Y gracias por eso, porque tu mano tiene en control lo bueno y lo malo... Aun cuando estamos sumidos en la más profunda depresión, tú te acuerdas de nosotros... Te acuerdas que somos débiles y que no tenemos nada en este mundo sino a ti... Gracias por cargar nuestras cargas y por ver el oro puro dentro de nuestro barro. Gracias por tu victoria sobre la depresión y porque nos amas en una esfera superior a la de nuestra imaginación. Háblanos y rompe el silencio en quienes siguen sumidos ahí... Para que oigan la voz de esperanza... para que vuelvan a sentir el gozo de la salvación en tu presencia. Para que vean vida en sus huesos de nuevo. Para que celebren la libertad de la restauración... Amén"

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sábado, 9 de mayo de 2015

NUESTRO DIOS ESTÁ PENDIENTE A LAS ALMAS DESTROZADAS POR EL DOLOR, Y SE CONMUEVE

"No tengas miedo. Cree solamente" Puede que digas: "Pero cuando tengo dolor, no tengo la fortaleza para creer. Estoy demasiado débil, demasiado agobiado", Entonces dile: "Señor, tienes que poner fe en mí. No puedo creer por mi solo" El Espíritu Santo es fiel para hacer ese trabajo. Él nunca ha fallado en hacerlo por mí.
El dolor es definido como “pena profunda” o “tristeza causada por preocupación extrema”. Isaías nos dice que el Señor mismo está familiarizado con esta dolorosa emoción: “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores” (Isaías 53:3).
Vemos ejemplo poderoso de la respuesta amorosa de Dios al dolor en Marcos 5. Este capítulo contiene el encuentro de Jesús con Jairo, un Principal de la sinagoga.
Como principal de la sinagoga en Capernaúm, Jairo era parte de un sistema religioso que había rechazado a Jesús.No sabemos qué pensaba Jairo personalmente acerca de Cristo, pero lo que sí sabemos es que él había presenciado su poder sanador.
Es muy probable que en la sinagoga de Jairo, Cristo sanara a un hombre con una mano seca. Y probablemente Jairo se encontraba entre la muchedumbre cuando Jesús echó fuera espíritus diabólicos que gritaban “Tu eres el hijo de Dios” (Marcos 3:11).
Así mismo Jairo debió haber sabido acerca de los poderosos hechos de Jesús en otras ciudades. Él y los otros ancianos en Capernaúm ejercían su gran influencia para rechazarlo, causando que Jesús dijera, “Y tu Capernaúm que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida: porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy” (Mateo 11:23).
Pero ahora, mientras leemos la historia de Jairo en Marcos 5, encontramos que el dolor llegó a la casa del dirigente. Su hija de doce años yacía enferma en cama “agonizando” (Marcos 5:23). Seguramente esto hizo que Jairo reconsiderara a Jesús.
Si este problema no hubiese afligido al hogar de Jairo, dudo que hubiera venido a Jesús: Aún el milagro de la mano restaurada no había conmovido a Jairo. Las multitudes estaban amontonadas para escuchar a Jesús predicar y verlo realizar Milagros, pero ni aún todo eso había logrado acercar a Jairo hacia Él. Quizás la propia hija de Jairo conocía a Jesús, ya que las escrituras dicen que los niños creían en Él y lo alababan. Me puedo imaginar a esta pequeña niña enferma suplicando, “Padre, pídele ayuda a Jesús, Él me sanará”. Ahora la amada niña de Jairo estaba agonizando ¿Qué clase de batalla interna libró el Principal de la sinagoga antes de acudir a Jesús por ayuda? Su círculo social se burlaba de Jesús llamándolo impostor.  Ellos querían destruirlo al punto de fraguar su muerte. Si Jairo buscara la ayuda de Jesús sería obstaculizado, cortado, ridiculizado. Le costaría no solo su posición en la sinagoga, sino también su lugar en la comunidad religiosa. Él sería un rechazado.
Creo que esta es la razón por la que se nos dice que a Jairo le seguía gran multitud cuando buscó a Cristo. (Marcos 5:24). La gente de Capernaúm quería ver lo que le sucedería a este principal de la sinagoga si él llevaba a Jesús a su casa.
Así que ¿Cuál fue la respuesta del Señor cuando Jairo cayó a sus pies y le suplicó grandemente? Simplemente se nos dijo “Jesús fue con él “(Marcos 5:24). Cristo respondió con amor, aún a pesar de que la fe de Jairo nacía del dolor.
Me puedo imaginar lo que los discípulos estaban pensando: “Este hombre Jairo no quería nada con el Señor cuando todo estaba bien. Ahora él solo lo quiere porque tiene problemas. Jairo ha venido a Jesús porque no tiene otras opciones”. Estaban en lo correcto: Solo el dolor había llevado a Jairo hacia Jesús. Aún el hecho es que servimos a un Salvador que responde amorosamente a cada una de nuestras heridas, dolores y penas. Lo que hizo Jairo, lo hemos hecho todos. En pasadas ocasiones nosotros nos olvidamos del Señor, lo abandonamos y aún quizás lo rechazamos. Sin embargo la pregunta que más le preocupa a Dios es esta: ¿Dónde estás tú conmigo ahora mismo? ¿En tu pena actual me buscarás? Aún cuando Dios estaba castigando a su pueblo Israel, Él estaba profundamente conmovido por su pena. Jueces 10:16 nos dice “Él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel”. En términos literales, el Señor se lamentaba por su gente, lleno de profundo dolor.
Hasta ese punto, le había dicho a esa generación,“No te libraré ya más”. Sin embargo ahora, en su tiempo de miseria, el respondía adentrándose en su dolor.
Es maravilloso tener a Jesús caminando con nosotros a través de nuestro dolor, de la misma manera que lo hizo con Jairo. Aún cuando un milagro está a punto de suceder, puede haber retrasos. Aunque Cristo estaba con él, un retraso mortal traería a Jairo al punto de la desesperanza.

De camino a la casa de Jairo, Jesús retrasó el milagro de Jairo. Él estaba tratando de enseñarle a Jairo una profunda lección. Imagínese lo que sucedía en esa escena: Jairo estaba desesperado por llevar a Jesús al lado de su hija. Sin embargo esta mujer con su problema de sangrado estaba divagando una y otra vez, diciéndole a Jesús su historia completa. De acuerdo a las escrituras, “Ella le dijo todo”, lo cual le llevó mucho tiempo. Me pregunto: Si Jairo se dijo a sí mismo, “Esta mujer ha estado enferma por doce años, ¿Acaso no podría esperar esto un par de horas más? Mi hija está a punto de morir en este preciso momento". Me lo imagino frotándose sus manos, nerviosamente cambiando de un pie a otro, meciéndose sobre sus dedos, mirando si un mensajero venía. 
El hecho es que Jesús pudo haber ido derecho a la casa de Jairo sin demora. Él pudo haber sanado a la mujer y ya, sin escuchar su historia completa. Pero él lo demoró todo con un propósito. Aquí está la primera parte de la lección que Él quería impartir: Es posible que estamos tan consumidos por nuestro propio sufrimiento y dolor, nuestra propia necesidad de un milagro, que somos incapaces de regocijarnos en lo que Jesús está haciendo por otros. Para acabar pronto, nuestro dolor puede cegarnos a la necesidad de otro más allá de la nuestra.
Esto trae la parte dos de esta lección: Cuando vemos lo que Jesús hace por otros, puede construir nuestra fe para nuestro propio problema. Yo creo que Jesús estaba tratando de fortalecer la fe de Jairo en esta escena. Él bien pudo haberle dicho: “Jairo, conozco tu desesperación. Sé todo acerca de la situación de tu hija. ¿Pero no puedes tenderle la mano a esta pobre mujer? Ella ha sufrido cada día por doce años, cada hora desde el momento en que tu hija nació.
Así que ¿Ha habido un retraso en la respuesta a tu oración? ¿Ves a otros a tu alrededor obteniendo victorias, siendo tocados y sanados, teniendo milagros – aún así ¿te mantienes impotente en tu sufrimiento? Te impacientas o enojas con Dios gritando, "¿Por qué yo no, Señor? ¿Dónde está mi milagro? ¿Por qué estás demorando? Sí es así, Tú estás perdiendo el punto completamente. El señor está tratando de aumentar tu fe. Él quiere que te muevas más allá del dolor y confíes en él sin importar la demora que pueda venir. Él está mostrándote que él puede estar trabajando sanando a miles alrededor de ti y aún todavía tiene sus ojos en ti!
Oh, cuántas mentiras habrá susurrado Satanás al oído de Jairo. “Todo esto ha sido en vano. Jesús no puede hacer nada por ti. No hay milagro. Esta mujer reclama ser sanada, pero ¿Es real?”. Después vinieron las penetrantes palabras del mensajero: “¿Para qué molestas más al Maestro?” Piensa en lo que se le dijo a Jairo aquí: “No tiene caso. Es demasiado tarde para que Dios actúe. Gracias Jesús, pero no gracias. Esperaste demasiado tiempo para ayudar.” Puedo escuchar una voz reprendiendo a Jairo: “Confiaste en este Jesús. Caíste a sus pies y suplicaste su ayuda. Pero nada de esto funcionó. Ahora es tiempo de apretar los dientes y regresar a la sinagoga. Jesús no puede ayudarte” Aún así Jesús escuchó todo lo que estaba pasando. Ahora mientras Él veía el temor, la desesperación y el dolor en la casa de Jairo, Él le dijo, “No temas, cree solamente” (Marcos 5:36). Creo que Jesús le estaba diciendo a esa multitud y a nosotros ahora: “No es suficiente caminar conmigo, pídeme y cae a mis pies arrepentido. Debes confiar en mí. Debes creer que yo puedo volver a la vida desde la muerte.”
En efecto, había una prueba final de la fe de Jairo: Fue forzado a mirar a la muerte directo a la cara. La hija de este hombre quebrantado estaba muerta. Imagínese el caos y confusión en su hogar cuando él y Jesús llegaron. Veo a la esposa de Jairo colapsarse en sus brazos llorando, ¿Dónde has estado? Es demasiado tarde, nuestra preciosa hija se ha ido. Como era la costumbre de aquel tiempo, profesionales dolientes pagados estaban llorando y gimiendo en la escena. A pesar de que Jesús lo vio todo, les dijo.”¿Por qué el alboroto y el llanto? La niña no está muerta, sino duerme” (5:39) ¿Cuál fue su reacción? "Se burlaron de Él” (5:40). Una vez más rechazaron el mensaje de Jesús.
Esta escena ilustra lo que el Señor nos pide a todos. Estamos para caminar directo a nuestro lugar de confusión con la muerte, terror y burlas, con la cabeza abajo pero luego tenemos que obedecer esta palabra: “No temas, cree solamente!”
No sabemos si la fe de Jairo se mantuvo firme o si su corazón fue aplastado por el miedo. Sólo sabemos que todos estaban sorprendidos por lo que tuvo lugar a continuación. Jesús tomó a la niña muerta por la mano y dijo: "Muchacha, a ti te digo, levántate. Y luego la muchacha se levantó y caminó, pues era de la edad de doce años" (5:41-42).
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viernes, 1 de mayo de 2015

LA TRISTEZA DE ANA

Elcana tenía dos esposas, Ana y Penina. Ana significa "llena de gracia", y Penina significa "la fértil". Aunque sus padres no tenían manera de conocer el futuro, los nombres que escogieron resultaron especialmente apropiados.
Elcana llevaba cada año a su familia al tabernáculo que estaba en Silo. Todos los varones debían hacer el viaje tres veces por año: para la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de Pentecostés, y la Fiesta de los Tabernáculos. La más alegre de las tres era la Fiesta de los Tabernáculos. Durante el festival, los israelitas vivían en cabañas que les recordaban el viaje a través del desierto. El festival era una especie de congreso campestre, e igual de divertido. La fiesta también era un agradecimiento, y venía después de las cosechas del otoño. Las celebraciones del otoño, en cualquier cultura, son especialmente festivas.
Pero a pesar de la festividad, o tal vez por causa de ella, Ana permanecía triste, especialmente porque Penina elegía esas ocasiones para burlarse de su esterilidad. La Biblia dice que esto pasaba año tras año. Penina provocaba a Ana hasta que ella lloraba y rehusaba comer (1° Sam. 1:6, 7).

Hoy quiero compartir con ustedes algo nuevo que aprendí sobre la historia de Ana. Ana era la esposa del Elcana quien era afrentada y oprimida continuamente por Penina, la otra esposa del Elcana. Esto debido a que Penina tenía hijos y Ana era estéril. Ser estéril en esos tiempos era una afrenta. Dice la biblia que todos los años era lo mismo, Penina irritaba, enojaba y entristecía a Ana. Todos los años una lucha constante. Pero quiero que te fijes en un detalle sumamente importante. Penina molestaba tanto a Ana porque Ana tenía algo con lo que ella no contaba de igual forma. Porque la Biblia dice que a pesar de que Ana era estéril, su esposo la amaba y le daba a ella una parte especial, una parte escogida.

“Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos”. (1° Samuel 1: 5-6)

La lucha que debió enfrentar Ana no era fácil. Ella realmente se encontraba triste, oprimida, deprimida. Era tal su tristeza que había dejado de comer y lloraba. Y generalmente cuando uno llora es porque siente una tristeza muy grande. Cuando el cuerpo no recibe alimento y encima tiene una tristeza el alma, no hay fuerzas, hay angustia y depresión.
Pero ese año cuando subían a adorar Ana hizo algo diferente a lo que tal vez había hecho otros años. Ella fue al templo a orar y a tener una conversación con Dios muy profunda. Ella quería que Dios interviniera en su necesidad y por eso clamó. Tan poca era la visión y el discernimiento de Elí en aquellos momentos, que pensó que Ana estaba borracha. Sin embargo la aflicción de Ana era tan grande que apenas podía pronunciar palabras. Luego de aclararle al sacerdote que no estaba borracha sino que había estado afligida y que necesitaba un milagro de Dios. Elí le dice que se vaya en paz, porque ella concebiría. Ana entonces recibe esa palabra, actúa en fe, come, bebe, renueva sus fuerzas y a los nueve meses concibe a su primer hijo a quien llamo Samuel. Samuel fue dedicado a Dios y dejado en el templo para ser instruido al servicio de Dios. Luego de eso Ana concibe más hijos. 
Ahora quiero que analices y pienses en la persona o circunstancia que se ha convertido en “Penina” para ti. Que te oprime y se burla de ti continuamente, que busca deprimirte y hacerte desmayar. En el mundo espiritual “Penina” podría tipificarse con el diablo. Porque él busca continuamente robarte el gozo y la paz. Que pienses en lo que no tienes para que te sientas derrotado. Pero, ¿sabes por qué razón el enemigo hace esto? He aquí el secreto: PORQUE TU CUENTAS CON EL AMOR DE TU PADRE CELESTIAL Y EL TE HA DADO UNA PARTE ESPECIAL AUN EN MEDIO DE TUS DEBILIDADES. Al enemigo le da celos que tú ames a Dios, que Dios sea el dueño de tu vida, porque él siempre ha querido la gloria de Dios para él. Por tal razón es un engañador, turbador, usurpador y padre de toda mentira. 

Otro factor importante es que habrá momentos en que nadie podrá entender por lo que estás pasando. O que la gente te malinterpretará o tratando de consolarte, te herirán más. Elcana no podía entender la aflicción de Ana, y tratando de consolarla, le preguntó que si acaso él no era mejor que diez hijos. Estoy segura que Ana amaba a su esposo, pero ella también deseaba ser madre y darle hijos de ella a Elcana. Elí debido a su falta de discernimiento pensó que Ana estaba borracha. Tal vez a ti no te acusen de borrachera, pero tal vez, no logren ver la gran aflicción que estés pasando. Quizás algunos hasta te calumnien y murmuren de ti como lo han hecho con tantas personas en la biblia y en la historia. Es posible que continuamente tus enemigos y burladores digan: ¿dónde está tu Dios? Pero debes recordar que ante el momento difícil y de prueba, tienes que hacer como Ana, acudir al templo y buscar en oración el rostro de Dios. Y no solo en el templo sino que continuamente debes buscar a Dios mediante la oración y alimentarte con la Palabra de Dios, que no es otra cosa que la Biblia. Luego, renovar tus fuerzas, comer, beber, irte en paz y seguridad. Estar confiado y creer que Dios intervendrá en tu asunto y tu necesidad. Ana creyó la palabra que le fue dada por Elí. Y habrá momentos en tu vida en que Dios usará hasta las personas que tú menos imagines para hacerte conocer su propósito y la senda por donde debes andar. Ana en fe se fue para su casa después de haber alabado a Dios que era el propósito para el cual habían subido al templo y luego de haber orado y presentado su situación a Dios. 

Punto importante a resaltar, además de la fe, Ana necesitó paciencia. Pero no solo paciencia, “Penina” seguía estando allí, burlándose, oprimiéndola, escarneciéndole, haciéndole ver que ella sí tenía hijos, mientras que Ana no. Y así mismo es el enemigo siempre está lanzando dardos a tu mente y a tu vida para hacer que tu fe decaiga, que pierdas las esperanzas o que el propósito de Dios no se cumpla en tu vida. Pero debes recordar como dice el coro inspirado en las palabras del salmista: “Pacientemente esperé a Jehová, se inclinó a mí, escuchó mis ruegos, me sacó del lodo y puso en él un cántico nuevo”. Ana durmió con su esposo, tuvo intimidad y a los nueve meses vio su petición contestada con sus propios ojos. No solamente tuvo un hijo, sino que Dios le permitió poder concebir más hijos y ella hizo una oración de acción de gracias. (Si quieres saber más lee el libro de 1° de Samuel porque ahí encontrarás todos los detalles). Ah, pero no se me puede olvidar que ella también le cumplió a Dios lo que le prometió que iba a darle si le permitía tener hijos. Y nosotros tenemos que cumplir las promesas que le hacemos a Dios porque hay muchos que cuando reciben su bendición se olvidan de lo que le prometieron a Dios cuando estaban en el momento difícil. 
Aunque “Penina” se levante contra ti, no te olvides que tú cuentas con algo hermoso, maravilloso e inigualable: EL AMOR DE TU DIOS Y SUS PROMESAS. El es fiel en cumplir lo que promete aunque muchas veces nos parezca que tarda. Pero para todo hay un momento perfecto. Así como Ana ten fe y verás al tiempo que tu recompensa llegará. Me pregunto cómo estaría o quedaría Penina luego de ver el milagro que Dios hizo en Ana. Me imagino que entonces tuvo que morderse la lengua y callarse.

    •.¸¸•´¯`•.¸¸. Patricia  .¸¸•´¯`•.¸¸.•