Proverbios 10:32 Los
labios del justo dan a conocer lo agradable, Pero la boca de los impíos, lo
perverso.
La realidad en que vivimos corrompe a las personas. Cuando
escuchas hablar a las personas en la calle, por lo general hablan con
maldiciones, obedecen a una realidad.
El lenguaje es visto como un instrumento de la
capacidad intelectual y afectiva de la persona, lo que indica que el
conocimiento que el niño posee depende de su conocimiento del mundo.
El pre-lenguaje es un sistema de comunicación
rudimentario que aparece en el lenguaje de los bebés percepción, motricidad,
imitación y memoria.
El lenguaje es un sistema de comunicación que nos
capacita para abstraer, conceptualizar y comunicar:
a) Lengua:
llamada también idioma, "signos lingüísticos que sirve a los miembros de una
comunidad de hablantes para comunicarse".
b) Habla:
es un acto individual y voluntario en el que a través de actos de fonación y
escritura, el hablante utiliza la lengua para comunicarse. Son las diversas
manifestaciones de habla las que hacen evolucionar a la lengua.
Las Escrituras resaltan la importancia del lenguaje
de la fe. Tal como hay un cierto sonido para la duda y el temor, también hay un
sonido claro para la fe. ¡Los que creen se distinguen por cómo hablan! A menudo hablan con un lenguaje muy particular, el de la fe.
NO CREA una realidad falsa
A veces los que escuchan la palabra “FE” piensan
que esta es una manera de negar la realidad que a todo mundo le consta, como si
se tratara de un lenguaje de fantasía.
Por ejemplo, el lenguaje de la fe no niega la
existencia de la enfermedad, no niega las carencias económicas, no niega los
problemas o conflictos que se
presentan; así como ni ninguna otra cosa como la bajeza humana o la maldición
que ha caído sobre el hombre como consecuencia del primer pecado. Por otro
lado, el lenguaje de la fe no es un lenguaje de “pretensiones”, como si sólo
pronunciando ciertas palabras mágicas, pudiéramos salir de la pobreza, la
enfermedad, el divorcio o cualquier otro problema que vemos o enfrentamos. Tú no puedes,
y la fe verdadera no se trata de eso.
Pero hay una manera especial de responder en fe a
la realidad. Cuando lo haces, ¡hablarás de cierta manera! Tu lenguaje empleará
palabras de fe. En vez de rendirse a la realidad de la circunstancia, la fe
hablará de la voluntad del Señor para ese momento. En vez de ahondar en los
síntomas de la realidad, la fe meditará en las promesas de Dios. En vez de
someterte a la derrota o al desánimo, la fe dará alabanza a Dios por su bondad.
Hablar en fe no es practicar el arte de hacer caso
omiso a la realidad, sino expresar con confianza lo que Dios ha prometido hacer
con nuestra realidad. En el lenguaje de la fe, hablarás de cosas positivas a
partir de una realidad negativa, no disfraza las causas y consecuencias, le da
un sentido nuevo, positivo, de bendición, porque encima de la realidad crítica,
está el lenguaje de esperanza, de bendición, en medio de la maldición.
El lenguaje de la fe no es un lenguaje que bendice
y nunca maldice, construye para la vida sobre la realidad de muerte; edifica
sobre las ruinas de destrucción. La gente que maldice es porque su corazón
atesora maldición, por eso su lenguaje responde a esa realidad maldecida. En
lenguaje de la fe es positivo, es agradable, de buenas noticias en medio de
sinsabores. En el lenguaje de la fe se manifiesta en el corazón regenerado,
donde los labios del justo darán a conocer lo agradable, lo positivo, lo que
trae bendición.
•.¸¸•´¯`•.¸¸.ஐ Patricia ஐ.¸¸•´¯`•.¸¸.•
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