martes, 25 de agosto de 2015

"ENVIDIA": RAQUEL Y LEA, UNA RIVALIDAD EGOÍSTA Y SOBERBIA


La historia de Raquel y Lea nos muestra una competencia egoísta llena de envidia y acciones pecaminosas. Lo que al comienzo de la historia lucía ser una relación preciosa, terminó siendo una terrible familia disfuncional. El Señor permitió que la vida de Raquel y Lea, estuviera presente en las Sagradas Escrituras, con el propósito de que sus hijos aprendan de todo lo que sucedió allí. Meditemos en la Palabra  y pidamos a Dios que nos ayude a comprender la seriedad y las implicaciones de actuar de la manera que ellos actuaron. Nacemos dentro de una familia, nos desarrollamos en una y luego tenemos la nuestra. Procuremos tener una familia que honre a Dios en todo, donde se practique la piedad  y sea exaltado Su nombre siempre…  


Jacob tuvo que huir de su hermano Esaú, ante la situación familiar que sucedió en el hogar de Isaac y Rebeca . En su huida tuvo un encuentro con una hermosa joven llamada Raquel (“Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer” Génesis 29:17). La relación de amor que surgió entre ellos, nos enseña algunas lecciones sobre la paciencia y la perseverancia. No obstante, lo que aparentó ser un comienzo feliz, tuvo un desenlace mezquino que marcó la vida de ambos. Jacob, habló con el padre de Raquel para contraer nupcias con ella y ofreció trabajar 7 años para él. Sin embargo, fue engañado por parte de su suegro Labán, casándolo con su hija mayor Lea y no con Raquel. La Biblia nos muestra en Génesis 29:25-26: “Venida la mañana, he aquí que era Lea; y Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado? Y Labán respondió: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor”. De este modo, se preservaba la antigua tradición del Oriente de que la hija mayor se casaba primero.

El engaño por parte de Labán hacia Jacob, provocó que él tuviera que trabajar siete años adicionales para poderse casar con Raquel. Toda esta situación provocó un caos familiar donde se vieron afectadas todas las partes involucradas.  A través del engaño, surgió una relación conflictiva entre las hermanas. Ellas peleaban constantemente por el amor de Jacob. La Biblia nos presenta que a pesar de que él se casó primero con Lea, su corazón estaba con Raquel (“Y se llegó también a Raquel, y la amó también más que a Lea; y sirvió a Labán aún otros siete años” Génesis 29:30). Jacob amaba profundamente a Raquel; la amo
́ "más que a Lea", a quien menospreció (29:30-31). Podemos apreciar que Lea estaba en un segundo plano ante Jacob, una posición muy difícil para cualquier mujer. Ante el desprecio de Jacob, Dios le dio hijos a Lea (“Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril” Génesis 29:31). Lea pensó que el darle hijos a Jacob, iba a provocar que él la amara más. Lea le dio a Jacob seis hijos (Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón) y una hija (Dina). Su sierva Zilpa le dio dos hijos (Gad, Aser), que por la ley de aquella época eran oficialmente de Lea.

Al mismo tiempo, Raquel era estéril y su hermana Lea era una intrusa en su matrimonio. Ella tenía todos los elementos para estar frustrada y deprimida. Nada le había salido como ella deseaba. Por todas las situaciones que surgieron, lo que parecía ser en sus inicios una relación idílica, se convirtió
́ en un matrimonio penoso y conflictivo. La Palabra nos indica en Génesis 30:1-2: “Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero. Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?”. A través de los versículos mencionados vemos como el corazón de Raquel se contaminó; su belleza fue empañada con envidia y dramatismo. Raquel estaba tan abrumada con las situaciones que enfrentaba que actuó irrazonablemente. No obstante, por más terrible que parecieran ser sus circunstancias no justificaban sus acciones pecaminosas. Jacob era el jefe de un hogar disfuncional donde sus esposas luchaban y competían. Evidentemente él estaba muy agobiado por toda la situación que enfrentaba en su hogar. La respuesta que le da a Raquel en Gén. 30:2, muestra el disgusto que sentía ante todo lo que estaba sucediendo. 

Finalmente, “se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos” Génesis 30:22. A pesar de que Dios tuvo misericordia de Raquel y tuvo hijos, los problemas continuaron entre todos ellos. El relato Bíblico, nos muestra que fueron muchos años de contiendas y competencias entre Lea y Raquel. Ellas tuvieron una batalla soberbia donde discutían constantemente  por los hijos y por el amor de Jacob. Posteriormente, los hijos de las esposas y concubinas de Jacob también riñeron entre sí
. A tal punto que engañaron a su padre diciéndole que había muerto su hijo favorito José, siendo todo una vil mentira. El ambiente hostil que permaneció en el hogar de Jacob dio fruto en el comportamiento de sus hijos. 

La historia bíblica de Raquel y Lea nos enseña una gama de lecciones que podemos aplicar a nuestra vida diaria. Tal vez en nuestra sociedad actual, nuestros padres no eligen nuestros futuros esposos, no se práctica que las hermanas mayores deben casarse antes que las menores y la poligamia no es algo común. Sin embargo, hay elementos que sucedieron en la vida de Raquel y Lea que continúan sucediendo en nuestra sociedad y que aun entre los cristianos se pueden cometer los mismos errores. 
A continuación algunos de ellos:


  • Enfoque hacia la apariencia física: Jacob eligió a Raquel en vez de Lea. Evidentemente Jacob se enfocó en el físico de Rebeca y no indagó en las virtudes de su carácter. Cuando vamos a elegir (por decirlo de alguna manera)a una persona, las virtudes, la piedad y el temor a Dios son más importantes que la apariencia física y lo atractivo que pueda parecer la persona. Recordemos que será para toda la vida. La belleza física desaparece pero la del alma permanece.

  • Influencias culturales: Labán engañó a Jacob por una tradición cultural. Los cristianos debemos tener cuidado de no ser engañados o engañar por las corrientes o tradiciones culturales que nos rodean. Sobre todas las cosas tenemos que obedecer a Dios y sus mandamientos.


  • Padres que no practican la piedad: Evidentemente, Labán era un padre que no tenía temor de Dios. El engaño y las acciones impías de él, fueron un mal  ejemplo para su familia. Las malas influencias de Labán, se observaron posteriormente en el comportamiento de sus hijas.

  • La envidia: La Biblia nos presenta que Raquel sintió envidia de su hermana Lea. En ocasiones, olvidamos que cada uno tiene según la soberanía de Dios les permite tener. No podemos envidiar, codiciar o desear lo que tiene nuestro prójimo.

  • Competencia: Raquel y Lea compitieron por el amor de Jacob  y por los hijos que cada una podía tener. De la misma manera, en la actualidad vemos distintas variaciones de competencia. Vivimos en una sociedad idólatra donde las personas desean sobresalir sobre las demás, ser reconocidas y vencer ante los que los rodean. La historia bíblica de Raquel y Lea, nos muestra claramente cómo lucimos al incursionar en este tipo de pecado.

  • Las emociones: A través del relato bíblico apreciamos como Raquel  actuó de manera emocional y dramática. Le dijo a su esposo que si no le daba hijos moriría, una manera irracional de actuar ante su situación. En muchas ocasiones, nosotras hacemos lo mismo con Dios y con las personas que nos rodean. Pensamos que manipulando y actuando de manera emocional lograremos nuestros deseos.

  • Cometer los mismos errores de nuestros familiares: Jacob conocía del error que había cometido su abuela Sara, al aceptar tener descendencia de su criada. No obstante, él cometió el mismo error de su abuelo Abraham; accedió a darle hijos a dos criadas. En ocasiones, somos testigos y sufrimos las acciones pecaminosas de nuestros padres o familiares y aun así, cometemos los mismos errores.

  • La poligamia es pecado: Como mencionamos anteriormente, tal vez no es común en nuestros tiempos ver familias polígamas; pero sí es común ver relaciones adulteras. La Biblia condena el adulterio y los cónyuges deben tener una sola pareja.

 •.¸¸•´¯`•.¸¸. Patricia  .¸¸•´¯`•.¸¸.•




jueves, 13 de agosto de 2015

"ENVIDIA" : CAÍN Y ABEL, EL PRIMER CRIMEN

Volvamos a la creación: cuando Dios hizo al hombre del polvo de la tierra, le formó su cuerpo con todos sus órganos, sentidos, huesos, venas y sangre. Luego sopla sobre su nariz, aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. El cuerpo aunque completo, estaba inerte; el soplo es lo que le da vida ¿Por qué? La sangre es lo único que en el ser humano que se traslada o circula constantemente por el cuerpo, a través de las venas; fue allí en ella, que el soplo o aliento de vida infundido por Dios al hombre, se alojó.

El Creador es Dios de orden; lo podemos constatar que todo lo hizo a su tiempo, y en forma ordenada. En 1ª de Corintios 15: 46.47 dice: Más lo espiritual no es lo primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. El primer hombre, Adán, pecó, y murió: pero el segundo hombre, Jesucristo, vive y reina por los siglos de los siglos. Lo primero no permanece, sino lo segundo; pero este tiene que morir por causa del primero, para permanecer eternamente.

En Adán, vaso de barro, puso Dios su primer mandato; pero, este vaso pecó, y murió; el primer hijo de Adán y Eva, Caín, según este orden, no permanecerá; el segundo, Abel, tenía que morir, por causa del primero, para que al nacer Set, la raza humana continuara. Jesucristo murió y resucitó, y garantizó que el que le crea, vivirá eternamente.

Eva concibió, y luego dio a luz a Caín y dijo: Dios quiso que fuera varón. Ahí está el orden de Dios en la creación, el varón primero; el primer hijo de Adán, el cual no permanecería por ser el primogénito del hombre, según el hombre pecador, y no de Dios. Empezó de esta manera a cumplirse lo que les dijo Dios: fructificad y multiplicaos; y llenad la tierra.

En Génesis 4:2 dice: Después dio a luz a su hermano Abel, y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. Abel, de acuerdo al significado de su nombre: hálito, transitorio, su vida sería fugaz sobre la tierra, y la dedicó a pastorear ovejas. Fue muerto por su hermano y la vida eterna está garantizada para él. Al compararla con la vida de Jesús, encontramos las siguientes semejanzas: La vida terrenal de Jesús, fue relativamente corta; aunque su oficio fue el de carpintero, su ministerio o sacerdocio fue el del buen Pastor, que da su vida por sus ovejas. A Caín no le agradó el oficio de pastor de ovejas, sino el de labrador de la tierra; creyó sacar de esta, frutos que al comerlos, le garantizaran continuidad en el mundo; ignorando o no recordando que por causa de su padre, esta había sido maldita por Dios, y desde ese momento produciría espinos y cardos; que con dolor comería de ella todos los días de su vida, y el sudor de su rostro primaría en esa lucha por la subsistencia.

En Génesis 4:3-4 dice: Y aconteció que andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellos. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda. En la ofrenda de Caín no dice si los frutos ofrendados eran primicias de sus cultivos; ahora, el fruto de la tierra era según lo dicho por Dios, para ser comido por el hombre, pero con dolor.
Caín no siguió el orden de Dios, pero Abel sí, puesto que le ofrenda de los primogénitos de sus ganados, y de lo más gordo, de lo mejor. Entendemos que Adán le transmitió a sus hijos la responsabilidad del sacerdocio, como varones que eran; pero Caín al igual que su padre, lo ejerce al ofrendarle a Dios, de forma errónea; por eso Dios miró con agrado a Abel y a su ofrenda.

Caín se sintió rechazado y ofendido, y dice la Biblia, que se ensañó en gran manera, es decir, sintió mucho gozo al pensar como se vengaría de su hermano; la saña, es disfrutar haciendo daño, y esto llenó el corazón de Caín, y se le decayó el semblante. Dios amaba a Caín; por eso le advirtió lo que le pasaría si se dejaba llevar por el deseo del pecado; esta advertencia fue para que Caín reflexionara.

En Génesis 4:8 dice: Y dijo Caín a su hermano Abel: salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contar su hermano Abel, y lo mató.
Caín era impío; en Isaías 55:7 dice: Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Cualquiera puede alegar que Dios hizo o permitió que Caín fuera impío, y por eso Caín no iba a reaccionar bien ya que en Daniel 12:10 dice: Muchos serán limpios y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. Que la Biblia lo dice, es cierto; pero Dios no viola el libre albedrío con que creó al hombre; por esos le advierte que el pecado está a la puerta, es decir, te llega, pero con todo esto, tú te enseñorearás de él, y lo podrás dominar.
En Génesis 4:9 dice: Y Jehová Dios dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: no sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? La mentira utilizada como disculpa: ¡Caín si sabía!
La pregunta de Dios a Caín no fue hecha porque Dios ignorara el hecho, sino para reconvenir a Caín; Dios es omnisciente y todo lo escribió antes de hacerlo. Lo que sigue explica con claridad que había un motivo ineludible, y este era
¡La voz de la sangre de Caín clamaba a Dios desde la tierra!

Había considerado a su hermano un estorbo o la causa de que Dios no se agradara de él, ni de su ofrenda; había visionado las cosas a través del mensaje del maligno, y su situación se había agravado, al perder su oficio, ser echado de la tierra donde vivía con sus padres.

Al echar Dios a Caín de la tierra en que habitaba con sus padres y hermana, declarándole errante, Adán y Eva no solo pierden a Abel por muerte, sino que también a Caín por ausencia y su hija que le acompañaría en su errar por la vida. De esta manera, el maligno a través del pecado, conseguía destruir momentáneamente a la familia, como lo ha hecho hasta hoy; ignorando que Dios la restituiría en Jesucristo, el salvador del mundo y dador de vida eterna.

Vemos que Caín cambia su oficio de agricultor, por el de constructor, ya que edificó una ciudad y le puso el nombre de su hijo, la cual vino a ser la primera ciudad del mundo. Según esto, Caín no quería someterse a lo dicho por Dios, de que sería errante; construyendo una ciudad, para radicarse en ella. La Biblia no habla más de la vida de Caín, sino solo para hacer referencia de pecado; y no se sabe ni cómo vivió de ahí en adelante, ni como murió.

Eva llama a su tercer hijo Set, porque cree que Dios le sustituyó a Abel en Set. En final de este capítulo, la Biblia menciona que a Set le nació un hijo, al cual llamó Enós; y afirma que a diferencia de la descendencia de Caín, los hombres empiezan a invocar el nombre de Dios. De aquí desciende toda la raza humana.

    •.¸¸•´¯`•.¸¸. Patricia  .¸¸•´¯`•.¸¸.•