¿Qué es lo que le hace a
una persona sentirse culpable?
El sentimiento de culpa
está estrechamente relacionado con la conciencia.
¿Qué es para nosotros la
conciencia?
El Diccionario de la Real Academia Española define conciencia como el “conocimiento
inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones”
El diccionario bíblico dice: “conocimiento íntimo de si un
acto se conforma o no a las normas del bien o del mal. (1. Pedro 3:16,21
Esto es en definitiva, lo que los niños decían al definir la conciencia con
otras palabras cuando expresaban sus vivencias.
En nuestra conciencia, está toda la información personal concerniente a lo que nosotros somos
(nuestros valores éticos, culturales, científicos, familiares, biológicos,
etc.), y además información
acerca de nuestras actitudes y comportamientos, los cuales son promovidos por
la información personal.
Así, pues el sentimiento de culpa,
aparece cuando violamos nuestro propio código interno de valores de conducta.
El enojo constituye un pecado al que no muchos le prestan atención. Es
verdad que Saúl pecó por soberbia pero en algún momento manifestó otros pecados
y uno de ellos fue el enojo, que lo llevó a hacer cosas increíbles.
Si un enojo queda retenido en tu corazón, el diablo puede apoderarse de
tus deseos, de tus sentimientos y te llevará a hacer cosas que nunca creíste
que harías en tu vida. El enojo no te dejará avanzar y hará entrar en tu
corazón otros pecados.
Por supuesto que el enojo no es pecado si se te va
antes que se oculte el sol, como señala la Biblia:“Airaos,
pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26).
Dice la palabra de Dios en 1ª Samuel 16 que el
sacerdote y profeta Samuel estaba orando y lamentándose porque Dios le había
dicho: “Me
pesa haber puesto por rey a Saúl…” Pero
Dios se le presentó y le dijo: “…
¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre
Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de
sus hijos me he provisto de rey” (1ª
Samuel 16:1).
¿Puede Dios desechar a una persona? ¡Yo creo que
no! Dios le da a una persona, oportunidades mientras ésta tenga vida, pero, lo
que sí puede hacer es desecharla del programa que tenía para esa persona, de la
antorcha que le tocaba. En este caso, la Biblia se encarga de aclarar que Dios
había desechado a Saúl para que no reine, pero que quede en claro que él no
desecha a nadie. Ahora, haberlo desechado de su posición de rey era muy duro
para Saúl, lo que ocasionó que se enojara y sintiera celos, como veremos más
adelante.
Entonces, Dios mandó a Samuel a Belén y le dijo: “Vas a buscar a Isaí porque de sus hijos me voy a proveer de un
rey”.
Y David era el hijo menor de la familia más pobre
de Belén. Realicé algunas investigaciones y, pude entender qué tan pobre y
pequeña era la aldea de Belén porque, en los distintos artículos señalaban que
en esa ciudad no había casas, o más bien les llamaban así a las cavernas donde
ellos vivían. La aldea de Belén estaba conformada por unas cuantas familias que
habitaban en las cuevas. Realmente era gente pobre, no como otras ciudades con
edificaciones de piedra y sus sinagogas. En Belén no había sinagoga, era un
campo con cuevas donde la gente habitaba.
Lo más lindo es saber que Dios no desecha a nadie, y anda buscando donde
hay una persona que sea conforme a su corazón, no importa el apellido que tenga
ni el barrio donde ha nacido, tampoco importa la historia que tenga esa
persona. Si hay un corazón que le agrada, ahí Dios obra con poder; si hay un
corazón que le busca, a Dios le interesa. Él nunca ha estado supeditado a tu
sabiduría ya que no le interesa, a Dios le importa tu corazón; nunca ha estado
supeditado a tu inteligencia o a tu fuerza. Cuando Dios necesitó fortalecer a
un hombre lo ungió con el Espíritu Santo como hizo con Sansón. ¡Él le da la
fuerza al hombre! ¡Él le da sabiduría e inteligencia! ¡Todo lo que necesita es
que le abras tu corazón! Las grandes cosas vendrán cuando tu corazón esté en
las manos de Dios, si no es así, entonces tu vida no sirve para nada. Pero si
tu corazón está en sus manos, quédate tranquilo que Dios tiene suficiente
sabiduría, tiene planes, poder y gloria. ¡Usará tus manos, tus ojos, tus pies,
todo!
Volviendo al relato…Tan poca cosa era David que cuando llegó el profeta
a la casa de Isaí, pidió que le mostrara a sus hijos, y éste le presentó a
todos menos a David. El primero fue el primogénito, ¡grandote, hermoso, lindo!
Samuel pensó: “¡Este es!”, pero Dios le dijo: “No
mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho…” ¡Me encanta ese texto!
Entonces desfilaron delante de Samuel siete
hermanos de David pero el Espíritu Santo no los consentía; al final el profeta
preguntó si había algún otro hijo. ¡Ni lo pensaban presentar a David! Y su
padre dijo que había uno, el más chico, que cuidaba las ovejas, entonces lo
trajeron delante de Samuel, y en ese momento el Espíritu Santo le ordenó al
profeta: “Levántate
y úngelo porque este es el hombre que yo he escogido” ¡Puede estar perdido en el campo,
puede ser de la ciudad más pequeña, su apellido no será importante, puede tener
la historia más triste, pero si tiene el corazón de Dios, Él saldrá en su
búsqueda y lo encontrará! Samuel ungió a David delante de sus hermanos para que
sea rey. ¡Gloria a Dios! Y leemos en 1ª Samuel 16:13: “13Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en
medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino
sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá”.
En otra versión dice que el Espíritu de Jehová se apoderó de David desde
aquel día en adelante. David se quedó sin profeta y sacerdote pero tenía el
Espíritu Santo quien se apoderó de él. Esto significa que si hasta ese momento
David había tratado de hacer las cosas bien delante de Dios, desde que fue
ungido, Dios iba a guiar cada paso de David, lo llevaría a tomar las decisiones
correctas porque lo quería de rey, para ello lo sacaría de ser pastorcito de
ovejas para luego reinar. ¡Pero no podría ser rey si no lo guiaba el Espíritu
Santo!
1ª Samuel 16:14 continúa diciendo: “14El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le
atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová”. En otra
versión dice que el espíritu malo, lo aterrorizaba. Cuando el Espíritu Santo se
aleja de una persona viene otro espíritu ya que nadie queda vacío; según la
Biblia, si el Espíritu Santo no está llenando a la persona, ese demonio que se
había ido, decide volver, entonces el postrer estado de la persona es peor que
el anterior.
¡Puedes llegar a hacer cosas que nunca imaginaste si el Espíritu de Dios
se aparta de ti, y efectivamente el Espíritu Santo se apartó de Saúl!
Sucedieron dos cosas: el Espíritu Santo vino sobre David y también se
apartó de Saúl. Eso marcó una gran diferencia.
La Biblia señala que ese espíritu que atormentaba a Saúl vino de parte
de Jehová lo que significa que fue autorizado por Dios.
¿La ausencia de sentimiento
de culpa por nuestras
actitudes, lo que hacemos o pensamos, significa que estamos limpios a los ojos
de Dios, que nuestro comportamiento es de acuerdo a su voluntad? ¡¡NO!! No
siempre que no tenemos sentimiento de culpabilidad por nuestros actos,
significa que estamos en paz con Dios.
Esto nos puede indicar que la
“voz de la conciencia” puede no estar desarrollada en algunas personas o que
puede ser minimizada e ignorada hasta el punto de no interferir de forma
relevante en nuestros sentimientos.
Uno de los silenciadores de la “voz de la conciencia” en esto del sentimiento de culpa que mayor efecto tiene es la opinión social. “Si todo el mundo lo hace –se razona- no puede ser malo o pecaminoso”.
•.¸¸•´¯`•.¸¸.ஐ Patricia ஐ.¸¸•´¯`•.¸¸.•
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