Podríamos mirar muchos pasajes de la Biblia para saber qué hacer por nuestros hijos, pero nos concentraremos en:
Prov. 22.6: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Vamos a descubrir en ese texto “El ABC en la crianza de nuestros niños”.
LA RESPONSABILIDAD
Como padres que somos, nosotros tenemos la responsabilidad de enseñarles y darles instrucción a nuestros hijos (Dt 6.3-7; Ef 6.4). En el texto, esa responsabilidad se recalca con estas palabras: “Instruye al niño”. Las palabras clave de esta frase son: “instruye” y “niño”.
1) hacer que crezca del modo que se desea (tal como la parra en el enrejado);
2) formar mediante la instrucción, la disciplina y los ejercicios;
3) prepararse (por ejemplo, mediante los ejercicios) para una prueba de habilidad.
Así, hablamos de hacer crecer una parra, adiestrar a un animal, o entrenar para un evento atlético. Sugiere que se requiere de tiempo y esfuerzo para la instrucción. Debemos entender que es necesario dedicar tiempo y esfuerzo para instruir.
ALGUNAS CONSIDERACIONES:
La palabra se usa en 1 Samuel 4.21 para referirse a un niño recién nacido y en 1 Samuel 1:27, para dar a entender un chico recién destetado. La misma palabra se refiere en Génesis 21.16, a un niño de una edad justo antes de la adolescencia; en Génesis 37.2, se refiere a un muchacho de diecisiete años; y en Génesis 34.19, a un joven listo para casarse.
De modo que, la palabra se aplica a todas las edades que tengan un hijo o hija, mientras se encuentre bajo el mismo techo de sus padres, desde la infancia hasta que llega a ser un joven adulto.
EL RESPETO
El segundo “principio” es el respeto. Hemos hecho énfasis varias veces en que el respeto es necesario para que haya hogares cristianos estables, y felices. El respeto es esencial para criar con buen resultado hijos que puedan arreglárselas en la vida. Uno de los temas comunes en casi todo libro sobre el matrimonio y la crianza de los hijos, es el de la necesidad de que haya respeto. Ese mismo énfasis en el respeto se encuentra en la Biblia. Algunas de las palabras de la Biblia que sugieren este concepto, son “gloria”, “honor”, además de la misma palabra “respeto”. No se peca de exceso al recalcar la necesidad de que haya respeto entre todos los miembros de la familia: El padre debe respetar a la madre:1ª Pedro les presentó a todos los esposos el desafío a “vivir con (sus esposas) sabiamente, dando honor a la mujer... como a coherederas de la gracia de la vida,...” (1 Pedro 3.7).
El elogio a “la mujer virtuosa” de Proverbios 31, hace notar que el esposo de ella se levanta y “la alaba” (verso 28).
Los hijos deben respetar a sus padres. El pasaje mejor conocido que se refiere a este respeto, se encuentra en Efesios 6: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” (versos 1-3).
La responsabilidad de criar un hijo puede causar temor. De hecho, entre más conciencia tenga uno de esa responsabilidad, más temor le causará ésta. Cuando miramos la condición del mundo y la cantidad de jóvenes que “se echan a perder” nos vemos en la necesidad de que se nos dé aliento. Así, nuestro tercer principio es la seguridad. El texto que nos ocupa nos da esperanza con la frase que dice: “cuando fuere viejo no se apartará de él”. Permítame recalcar lo que este pasaje no está diciendo: No dice que “cuando fuere viejo volverá a él”. Hay algunos que buscan consolarse con la idea de que una vez que el hijo haya probado todo y esté asqueado, o esté demasiado decrépito como para poder seguir pecando, él volverá al camino que se le enseñó. Hay hijos que se extravían. Una vez entendidas las verdades generales de Proverbios 22.6, podremos hacernos cargo con confianza de la empresa que representa la crianza de nuestros hijos. Dios dice que podemos hacerlo. El está de nuestro lado; ¡Él estará con nosotros!
Una vez más hemos dicho que la crianza de los hijos, es una tarea para la cual se requiere de tiempo —de mucho tiempo. Entienda que sus hijos no estarán con usted para siempre.
¡El tiempo pasa tan rápidamente! Antes de que usted se percate, sus hijos se habrán ido.
Permíteme invitarte a poner en práctica, mientras puedas, todo lo que sea necesario para instruir a tus hijos en su camino.., para que, cuando fueren viejos, no se aparten de él.
El instruir a nuestros hijos requiere de tiempo.
El instruir a nuestros hijos también requiere de paciencia.
Cada niño es único; cada niño es diferente.
A cada niño debe instruírsele (criársele) teniendo presentes estas diferencias.
Cada hijo merece nuestra comprensión.
Aunque hay muchas influencias que dejarán su huella en la vida del niño, no hay otra que sea tan importante como la nuestra.
El pasaje recalca que un niño bien enseñado entra en un mundo hostil con muy buenas probabilidades a su favor.
•.¸¸•´¯`•.¸¸.ஐ Patricia ஐ.¸¸•´¯`•.¸¸.•
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