miércoles, 7 de enero de 2015

LA ALEGRÍA EN LA CRUZ

No podríamos hablar de la Alegría sin hablar de la Cruz, porque para el cristiano la ofrenda que hizo el Señor de Su propia Vida  por nuestra redención cobra un papel fundamental para nuestras vidas. El cristiano sufre, llora, tiene momentos amargos y siente dolor como cualquier otro ser humano. Sin embargo, encontramos un sentido en nuestros sentimientos de dolor y en nuestras dificultades. Ese sentido está en cargar nuestra propia cruz, y seguir el ejemplo de Jesús. La Cruz, otro gran misterio para el hombre, es un trono de alegría, porque Dios transforma el dolor en gozo, la pena en júbilo, la muerte en resurrección.
Nuestras cruces nos ayudan a identificarnos con Jesús. Siempre nos pesan, no cabe duda, pero el amor a Dios puede más que cualquier contrariedad, y cuando ofrecemos nuestras propias cruces amorosamente, Dios las transformará en alegría.

El cristiano debe tener como centro de su vida al amor, y el fruto directo de ese amor es la alegría.

•.¸¸•´¯`•.¸¸. Patricia  .¸¸•´¯`•.¸¸.•


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