En la Biblia, encontramos que para Dios los niños son importantes ver:
Marcos 10:14 Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. El tiene un propósito especial para ellos y nosotros como padres y/o maestros tenemos la misión de ayudarles para que descubran y realicen este propósito de Dios en sus vidas.
Marcos 10:14 Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. El tiene un propósito especial para ellos y nosotros como padres y/o maestros tenemos la misión de ayudarles para que descubran y realicen este propósito de Dios en sus vidas.
"Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de Dios." (Marcos 10:14) El mismo Señor Jesucristo nos manda que dejemos venir a los niños a Él. Para nosotros, esto significa obviamente que debemos dar a los niños todas las ayudas posibles para que ellos conozcan personalmente al Señor Jesucristo.
"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes." (Deuteronomio 6:6-7)
Esta no es solamente una buena sugerencia o una opción entre muchas. ¡ES UN MANDATO DE DIOS! Si no enseñamos a los niños la Palabra de Dios, somos nada menos que desobedientes a Su mandamiento.
(Notamos que este mandamiento se dirige a los
(Notamos que este mandamiento se dirige a los
PADRES, para que enseñen a sus HIJOS.)
"Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a toda criatura." (Marcos 16:15)
El Señor no mandó a Sus discípulos anunciar el evangelio solamente a los adultos, sino a todos los seres humanos. Entonces, este mandato incluye tanto a niños como a adultos.
"PORQUE LOS NIÑOS TIENEN PROMESAS DE DIOS"
"Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños." (Hechos 2:16-17)
Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños." (Hechos 2:16-17)
"Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos..." (Hechos 2:39)
Dios prometió derramar Su Espíritu especialmente sobre los niños. Esto empezó a cumplirse en el día de Pentecostés, y sigue cumpliéndose hasta nuestros días, porque desde entonces el Espíritu Santo está en la tierra y sigue haciendo Su obra. Pero es nuestra responsabilidad enseñar a los niños y ayudarles para que ellos puedan experimentar este poder del Espíritu Santo que les es prometido.
Porque es importante que los niños tengan una relación con Dios
En la actualidad vemos como los jóvenes están siendo blanco del enemigo, un constante ataque que muchas veces no termina bien, pues muchos caen en las drogas, la rebeldía y sucesos penosos que marcan sus vidas para siempre. Es por eso que resulta tan importante llevar a nuestros hijos a tener una verdadera relación con Dios, una amistad real y genuina que le de bases sólidas para crecer con principios de amor, misericordia y verdad en el corazón, una labor que no será completa si los padres no se involucran presentando un modelo adecuado a los niños donde este implícita la oración, la búsqueda y la lectura de la palabra, pues no olvidemos que los niños que aprenden a orar desde pequeños pueden desarrollar una vida de oración poderosa y efectiva mejor que los niños a quien no se les enseña.
Los niños aprenden a expresar con libertad sus sentimientos hacia Dios. Seamos colaboradores de Dios en esta tarea tan hermosa que es la formación e instrucción de los niños.
Les dejo la dirección del blog donde comparto mis devocionales para niños:
http://delostales.blogspot.com.ar
Sin duda al paso ya de los pocos años que llevo de madre, estoy convencida de que el ejemplo arrastra y espiritualmente hablando ni se diga.
Definitivamente nuestros hijos son producto de nuestra influencia y no podemos dar lo que no se tiene.
Los padres son los responsables de la instrucción divina, no la iglesia ni la escuela dominical.
Cuántas veces he escuchado que la gente se cambia de congregación porque allá está mejor la escuela infantil, porque en la otra iglesia sí hay reunión de jóvenes, porque les dan juguetes caros o viajes si ganan el concurso bíblico… Un club de adolescentes no puede hacer todo el trabajo mientras los padres no lleven frutos y vivan su fe. Pretextos hay de sobra para eximirse de la obligación y privilegio de reproducir a Cristo en la vida de un pequeño ser.
La palabra de Dios es muy clara en el mandato:
Deuteronomio 6:5-7.- Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. (NVI)
Investigaciones de expertos señalan que las neuronas no dejan de multiplicarse durante los tres primeros años de vida, y justo en este proceso es cuando se encuentra la máxima receptividad en el niño.
Ahí vemos el ejemplo de Jocabed (Ex 2.9-10) y Ana (1 Sam. 1.20-24), quienes debieron aprovechar el poco tiempo que Dios les concedió con sus hijos.
Para mis clases seculares debo planear el objetivo de la clase y pensar en transmitir una motivación, asegurarme de la comprensión, buscar recursos y dedicar tiempo de práctica del conocimiento.
¿Cuál es nuestra motivación para sembrar la Palabra de Dios en los hijos? El conocimiento de su Salvador y que reciban el regalo de la vida eterna.
Hablarles de la obra de Cristo, del amor tremendo del Padre por cada uno de nosotros, del gozo del cielo.
Jn. 3.16.- Pues Dios amó tanto al mundo
que dio a su único Hijo,
para que todo el que crea en él no se pierda,
sino que tenga vida eterna. (NTV)
¡Qué privilegio, gran gozo y maravilla de querer transmitir como padres la vida de Jesús a nuestros pequeños! Que seamos cuidadosos de aprovechar cada cosa que suceda en casa o en la escuela para hablarles de su condición y necesidad de Salvación.
Es muy importante asegurarnos de la comprensión de este mensaje, poder “bajarnos” a su nivel de lenguaje y conocimiento del mundo en ese momento, poner ejemplos de la vida familiar para transmitir convicciones y principios de la Palabra de Dios.
Es triste cuando sabemos de padres que creen que sus hijos son salvos y cuando llegan a la adolescencia o juventud se rebelan y se percatan de que solo hay conocimiento, pero no la adquisición de una conducta duradera y profunda.
Esto es muy evidente desde temprana edad, ya que hay niños que saben al derecho y al revés historias bíblicas, pero sus actitudes son contrarias a lo que Dios espera. Los papás debemos estar muy atentos a estas señales y no cegarnos a la dureza de corazón de nuestros hijos.
¿Cómo hacer lo anterior, tal vez ideas más específicas? Actualmente ya no hay excusa para tener recursos de orientación para la educación bíblica, Esto sin hacer menos la Biblia, como nuestra principal fuente de información, leerles las historias directamente de la Palabra.
No les ocultaremos estas
verdades a nuestros hijos;
a la próxima generación le contaremos
de las gloriosas obras del Señor,
de su poder y de sus imponentes maravillas.
•.¸¸•´¯`•.¸¸.ஐ Patricia ஐ.¸¸•´¯`•.¸¸.•
Gracias Ana Capurro y http://delostales.blogspot.com.ar/ por colaborar en este documento!! <3
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