sábado, 4 de octubre de 2014

UN SANO EQUILIBRIO EN LA RELACIÓN DE SUS HIJOS CON LO MATERIAL

El consumismo es la compra compulsiva, de algo que no se necesita, pero que produce satisfacción inmediata, aunque creamos que va a aliviar la angustia que se tiene, por no poder conseguirlo. La felicidad no se encuentra en las cosas materiales, la auténtica felicidad está dentro de uno mismo, por eso lo importante está en el ser y no en el tener.
En el libro de Hebreos encontramos una definición que se ha usado por miles de años para definir lo que es la fe: La fe es confiar totalmente en Dios. Esto significa confiar en Él en las cosas que no se pueden ver o en las que uno mismo puede manipular para que ocurran. Casi a ciencia cierta puedo decir que, la mayoría de nosotras quisiéramos poder ejercer este tipo de fe, pero el mundo que nos rodea nos empuja cada vez más lejos de la fe. Por ejemplo: “Si no tengo el dinero para lo que quiero, pido prestado y/o saco un crédito ¿Por qué esperar si lo puedo tener ahora?”.
La Biblia nos enseña que debemos aprender a estar contentas en el lugar que Dios nos ha colocado y dedicarnos a vivir una vida que le glorifique a Él. Hebreos 12:1 dice: “Por tanto, también nosotras, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante”. Sin embargo, este consejo lo hacemos a un lado al seguir el ejemplo de nuestra sociedad de consumo que nos dice que “más grande”, “más rápido”, “más nuevo”, “más…” es mucho mejor y más fácil que lo que Dios nos enseña.


 "PRINCIPIOS DE DIOS EN CUANTO AL DINERO"
 Tanto a la generación de hoy, como también a la de ayer, no se nos han enseñado los principios de Dios para el manejo de las finanzas. Necesitamos enseñanzas claras de la Biblia, no diluidas o manipuladas por malas intenciones. Además, de acuerdo al libro de Santiago, en el Nuevo Testamento, los cristianos somos la evidencia parlante y andante de la verdad que la Biblia declara ante un mundo perdido.
El área más visible de nuestro testimonio se puede ver en el manejo de las finanzas. Porque “La forma en la que manejamos nuestro dinero es una expresión externa de una condición espiritual interna”.
Me gustaría que pensemos por un momento cuánta enseñanza hemos recibido, en cuanto al manejo del dinero, basada en los principios de Dios. Estoy segura que tu respuesta sería: “casi nada”. Porque simplemente estos principios no se enseñan.
Les comparto algunos principios bíblicos que aclararán este punto. La Biblia enseña en Números 30:2: “Cuando un hombre haga un voto al Señor, o bajo juramento haga un compromiso, no deberá faltar a su palabra sino que cumplirá con todo lo prometido”. Uno puede solicitar un préstamo, pero debe hacerlo moderada y cautelosamente, y siempre pagar todo lo que deba.
El consumismo priva a los más necesitados, de la posibilidad de llegar hasta lo imprescindible, para tener una vida digna, lo que va en contra del derecho y de la justicia.
Los padres con su ejemplo, tienen que enseñar a sus hijos a huir de las falsas necesidades, cuestionar lo que les incita a consumir.
 Los padres tienen la obligación de educar a los hijos, en las virtudes y valores humanos (relacionados con la contraposición de consumismo) para que hagan un uso responsable, de su capacidad y posibilidad de elección, por ejemplo: ahorro, continencia, cuidado, decencia, discreción, mesura, moderación, modestia, ponderación, prudencia, sencillez, sensatez, sobriedad, templanza, etc. 
Proverbios 3:27-28 dice: “No niegues un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el otorgarlo. Nunca digas a tu prójimo: «Vuelve más tarde; te ayudaré mañana», si hoy tienes con qué ayudarlo”. Debemos aprender a compartir. Los cristianos deben proveer para cada necesidad legítima dentro de su grupo, esto incluye: fondo para enfermedad, desempleo, vejez, viudas, huérfanos ¿Cuántas personas necesitadas hay, dentro de nuestras iglesias, que podrían recibir ayuda de los miembros de esa congregación? Quizás pienses o digas que para eso está el gobierno.
Dios a prometido suplir todas nuestras necesidades conforme a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Por lo tanto rompamos con esa esclavitud de las deudas y vivamos una vida de paz y tranquilidad sin deberle a nadie nada.
En primer lugar tienes que desear ser libre de esa esclavitud y buscar la ayuda.  Acude a Dios quien tiene todas las respuestas para todas las situaciones difíciles de la vida.
El mismo nos dice:  Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces. Jeremías 33:3.
Jesús dijo:  Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.  Juan 8:32.
 Aunque es normal que los niños pidan y pidan, no lo es que los padres les concedan todos sus caprichos. Hay que enseñarles a valorar lo que se tiene y poner límites a sus inagotables deseos.

APRENDER A PEDIR
El niño, va desarrollando varios estados o etapas, que formarán su personalidad, dentro de los 3 a 10 años se encuentran en pleno desarrollo del concepto de propiedad, y tiende a ser egoísta. Por eso puede que aún le dé un ataque de “quiero” delante de un negocio lleno de juguetes/juegos  porque se le antoja comprar algo. No puedes ceder ante su demanda todo el tiempo, pero tampoco te enojes o retes: explícale que no es malo desear, pero que debe diferenciar entre necesidad y antojos desmedidos. Sigue estas pautas:
-Explícale cómo pedir. No permitas que utilice un tono exigente y amenazador. Dile que las cosas se piden por favor y acostúmbralo a dar las gracias.
-Enséñale a argumentar. Cuando pida algo, pregúntale por qué lo quiere. El niño recapacitará sobre la importancia de lo que quiere comprar.
-No le digas que no por sistema, sin pararte a pensar si merece un obsequio o si al final se lo vas a comprar. Pero si le dices que no, es que no. Mantén tu posición aunque se enoje o llore.
-Enséñale a valorar lo que tiene. Si llora por un juguete parecido a otro que ya tiene, recuérdale quién se lo regaló, cómo juega con él…
-Da ejemplo. Muéstrale con hechos que tanto tú como tu esposo, siempre ponen primeramente en oración cada compra. Para que sea agradable a los ojos de Dios. Invítalo a orar también a él, por sus deseos.
 Como padres, tenemos que ir  tempranamente modelando y enseñando una sana relación con los bienes y el dinero. Esto supone aprender que lo material es un medio y no un fin en sí mismo y que no podemos sentar en ello la felicidad.  Las cosas deben estar al servicio de las personas y no podemos depender de ellas. Debemos lograr inculcar a nuestros hijos una actitud que implique valorar lo que se tiene y cuidarlo, pero en su justa medida, sin caer en aferrarnos de forma excesiva.

No es más feliz quien más tiene, sino el que menos necesita. No disfrutes el milagro gastando en caprichos, se responsable.
 -Filipenses 4:12-

Para Martina, un chupetín o una muñeca tienen un mismo valor: el deseo por tenerlo.
Más que cuánto vale lo que quiere, es la reiteración de la compra lo que conduce al consumismo.











                                              •.¸¸•´¯`•.¸¸. Patricia  .¸¸•´¯`•.¸¸.•


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<span>UN SANO EQUILIBRIO EN LA RELACIÓN DE SUS HIJOS CON LO MATERIAL</span> -
<span>(c)</span> -
<span>PATRICIA ULARIAGA</span>
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