lunes, 5 de enero de 2015

"ALEGRÍA": SARA

Sara,  era la mujer de Abraham, la madre del pueblo escogido, la dulce hermosa mujer que dejó todo, su pueblo, su casa, su vida, por seguir a su marido y un sueño que parecía más bien un sueño inalcanzable y desalentador: el sueño de fundar un nuevo pueblo y de ser el origen del mismo.

Sara es una mujer bíblica de carácter fuerte. Se ríe continuamente, a veces resulta poco respetuosa, incluso irreverente; es celosa y también muy severa cuando los celos la pueden. Es tremendamente pasional y por eso sorprende, que fuera ella la elegida para semejante misión, ser la madre del pueblo escogido.

La primera vez que se nombra a Sara es en "Génesis 11:30” y precisamente es para mencionar un detalle que, seguro, la había de avergonzar en una época en que de las mujeres se esperaba, sobre todo, que fueran madres: "Era Sarai estéril y no tenía hijos".
Sara, ya hemos dicho, deja atrás su mundo, Mesopotamia, su ciudad, Ur, donde vivía con desahogo y ciertas comodidades para seguir a su marido, que quiere obedecer la llamada recibida de Dios: "Dijo Dios a Abraham: "Salte de tu tierra, de la casa de tu padre, para la tierra que yo te indicaré. Yo te haré un gran pueblo, te bendeciré y engrandeceré tu nombre que será una bendición"
Este hecho no resultaría sorprendente si no nos fijásemos en la edad de los protagonistas: Abraham tiene 75 años y Sara 65; pero de todas maneras se ponen en marcha, con Lot, otros familiares y su ganado. Llegan a Canaán en donde pretenden establecerse, al menos inicialmente. Pensemos en Sara y en su fe, a su edad y estéril no estaría nada segura de las palabras de Dios y, sin embargo, siguió adelante.

En Canaán, siguiendo con la historia, hay una gran hambruna y deben emigrar a Egipto. Abraham tiene miedo y decide hacerse pasar por hermano de Sara, porque Sara, a su edad, seguía siendo de una belleza poco común. En Egipto, el mismo Faraón pone sus ojos en Sara y la quiere para sí, a lo que Dios responde con grandes plagas y el Faraón acaba por darse cuenta y devolver a Sara a su marido, mientras le reprocha lo mal que se ha portado:

"Cuando estaba próximo a entrar en Egipto, dijo a Sara, su mujer: "Mira que sé que eres mujer hermosa, y cuando te vean los egipcios dirán: "Es su mujer", y me matarán a mí, y a ti te dejarán la vida, di, pues, te lo ruego que eres mi hermana, para que así me traten bien por ti y por amor de ti yo salve mi vida". Cuando, pues, hubo entrado Abraham en Egipto, vieron los egipcios que su mujer era muy hermosa; y viéndola los jefes del faraón, se la alabaron mucho, y la mujer fue llamada al palacio del faraón. A Abraham le trataron muy bien por amor de ella, y tuvo ovejas, ganados, asnas y camellos. Pero Dios afligió con grandes plagas al faraón y a su casa por Sara, la mujer de Abraham; y llamando el faraón a Abraham, le dijo: "¿Por qué me has hecho esto? Por qué no me diste a saber que era tu mujer? ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, dando lugar a que la tomase yo por mujer? Ahora, pues, ahí tienes a tu mujer, tómala y vete". Y dio el faraón órdenes acerca de él a sus hombres, y le despidieron a él y a su mujer con todo cuanto era suyo" (Génesis 12: 11-2).

La vuelta a casa de Sara es silenciada en la Biblia, continúa la narración y, pese a la esterilidad de Sara, Dios sigue prometiéndole a Abraham una gran descendencia. Tanto es así que Sara cree que ha llegado el momento de adoptar medidas y decide ofrecerle su esclava, Agar, a su marido para que procree con él: "Mira, Dios me ha hecho estéril; entra, pues a mi esclava, a ver si por ella puedo tener hijos" (Génesis 16: 2). No debemos juzgar tal decisión de forma severa, desde nuestra mentalidad, porque, según las leyes mesopotámicas, una mujer estéril podía ceder su esclava al marido y si tenía descendencia reconocer al hijo como suyo. No obstante, Agar se envanece porque queda encinta y ofende a Sara, la mira con desprecio. Entonces, Sara actúa con mucha severidad y da un ultimátum a su marido: "Mi afrenta sobre ti cae; yo puse mi esclava en tu seno, y ella, viendo que ha concebido, me desprecia. Sara echa de casa a su esclava, pero Dios la hace volver. El hijo de Agar será Ismael, que no es el escogido, pero sí será el antepasado de los árabes del desierto, el fundador de otro gran pueblo.

Podemos entender la extrema severidad de Sara, expulsando a su esclava embarazada, por celos y es que resultaría insostenible, por mucho que las leyes lo permitieran, para una mujer asistir a esas maquinaciones. Dios, no obstante, sigue con sus planes y vuelve a aparecérsele a Abraham para ratificarle su decisión: "Sarai, tu mujer, no se llamará ya Sarai, sino Sara, pues la bendeciré, y engendrará pueblos, y saldrán de él reyes de pueblos". Cayó Abraham sobre su rostro y se reía, diciéndose en su corazón: "¿Con que a un centenario le va a nacer un hijo, y Sara, ya nonagenaria, va a parir?".
Llegamos aquí a un momento culminante en la historia y es el cambio de nombres: Abraham y Sara. Cabe decir que el significado básico sigue siendo el mismo, "princesa" y "ser de noble linaje", respectivamente, aunque algo cambia ahora por Sara pasa a ser "madre de reyes" y Abraham "padre de una multitud". El nombre no era algo casual como ocurre hoy en día, sino que el destino iba muy ligado con el nombre que cada uno llevaba.
Pasan los días y llegan tres hombres a la tienda de Abraham y son recibidos con él con gran hospitalidad, Sara prepara la comida, pero no come con ellos y, los escucha, haciendo honor al tópico de la curiosidad femenina. Cuando escucha que va a ser madre se ríe, se ríe mucho: Y es que hacía mucho que Sara, había dejado de menstruar. Los hombres la escuchan y le preguntan que por qué se ha reído: "¿Por qué se ha reído Sara, diciéndose: ¿De veras voy a parir, siendo tan vieja? ¿Hay algo imposible para Dios? Al otro año por ese tiempo volveré y Sara tendrá un hijo". Temerosa Sara, negó haberse reído, diciendo: "No me he reído"; pero él le dijo: "Sí te has reído" Sara se queda avergonzada y contrita.

Una de las características de Sara es su risa, es una mujer alegre de risa fácil. Abraham, fiel a su nomadismo, parte de nuevo hacia Guerra y allí Sara vive una situación parecida a la que ya vivió con el Faraón. De nuevo Abraham le dice que se hagan pasar por hermanos y el rey de Guerra, Abimelec, la toma por esposa, y la instala en su harén, hasta que se le aparece Dios y condena esta conducta. Abimelec se enfada grandemente y entonces llegamos a una información importante: Abraham no mentía del todo, ya que Sara y él eran hermanos de padre. Finalmente el rey lo colma de dones y lo deja marchar, a él y a Sara (Génesis 20). Bien, este episodio repetido dos veces parece hablar del temor de Abraham y no queda muy bien parado el patriarca, puesto que pone en peligro el honor de su mujer, aunque, en ese momento, valía más la vida del marido que el honor de su esposa y así lo aplicó Abraham.

Finalmente, Sara concibe y da a luz un hijo, Isaac: "Visitó, pues, Dios a Sara, como le dijera, e hizo con ella lo que le prometió; y concibió Sara, y dio a Abraham un hijo en su ancianidad al tiempo que le había dicho Dios.

Dio Abraham el nombre de Isaac a su hijo, el que le nació de Sara. Circuncidó Abraham a Isaac, su hijo, a los ocho días, como se lo había mandado Dios. Era Abraham de cien años de edad cuando le nació Isaac, su hijo. Y dijo Sara: "Me ha hecho reír Dios, y cuantos lo sepan reirán conmigo" (Génesis 21: 1-6).El nombre de Isaac significa "Dios ha sonreído" o "ría Dios" y volvemos a ver cómo el nombre es muy importante. Sara entonces reflexiona sobre aquella otra risa que soltó cuando no creyó lo que Dios le deparaba y dice: "Pero hoy sé que Dios me la concedió, aquella risa, porque la merecía. Tras tantos años de ser sólo Sarai, la del vientre seco, la esposa de Abraham, heme aquí anciana y Sara, la fecunda. Sara pariendo la descendencia de Abraham, Isaac, mi hijo. ¿Cómo no reírse?"

Sara actúa con extrema dureza con Agar de nuevo, lo cual choca con su carácter apacible y alegre, y la expulsa con su hijo Ismael, acaso sospechando que le pueda quitar la primogenitura a Isaac. Agar es consolada por Dios en el desierto: "Levántate, toma el niño y tómale de la mano, pues he de hacerle un gran pueblo"
En la Biblia, Sara no está presente en el sacrificio de Isaac. Como ya sabemos, Isaac no muere y en su lugar, milagrosamente, aparece un carnero que es el que será degollado.

Por último, volvemos a saber de Sara cuando muere (Génesis 23) a los 127 años y sabemos que Abraham la lloró grandemente, así como su hijo Isaac. El hecho de su sepultura fue también complicado porque Abraham quería comprar la tierra y no se lo permitían, aunque finalmente se salió con la suya y fue Sara quien ocupó el primer trocito de la tierra prometida. Fue sepultada en Macpela, Hebrón. 

Posteriormente, en el Nuevo Testamento Sara es el ejemplo de mujer inquebrantable que sigue los designios del señor (Romanos 4: 18 y Hebreos 11: 11) e incluso como ejemplo de esposa (1°San Pedro 3:6).

    •.¸¸•´¯`•.¸¸. Patricia  .¸¸•´¯`•.¸¸.•




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