Zacarías: “Es el profesional de la fe”, que de tan cauto se hace incrédulo. Veamos la reacción de Zacarías ante la aparición del ángel : v.12: «y se echó a temblar lleno de miedo»
Se diría que Zacarías, a pesar de su profesión, está más acostumbrado al incienso que a la presencia de un ángel. ¡¿Y quién no?! Zacarías es el hombre que tiene temor natural a traspasar el umbral de lo divino; o sea, que tiene temor al acercamiento real de Dios al mundo real. El incienso es una metáfora de lo divino, y como tal es más controlable. Pero cuando lo divino se hace presente de verdad ….
Zacarías se encuentra cómodo en una relación indirecta con Dios: el rito le permite manejar la relación, le ayuda a fijar los tiempos y cauces de dicha relación: v.9: «conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso»
Pero Zacarías no sólo expresa temor a la cercanía de lo sobrenatural. Cuando el mensajero pronuncia su anuncio, Zacarías se muestra abiertamente incrédulo: v.18: ¿cómo puedo estar seguro de esto? »
Estas palabras las toma el ángel, que resulta ser Gabriel, el que está sentado «delante de Dios» (v.19), como una expresión de incredulidad: v.20: « quedarás mudo y no podrás hablar … por cuanto no creíste mis palabras»
Dicho de otro modo, en esta segunda parte de la escena descubrimos que la cautela -más o menos natural y quizás más o menos legítima- hacia la cercanía real y directa de Dios fácilmente abriga una profunda incredulidad. Es decir, Zacarías representa el
sutil paso que se da de la cautela, más o menos legítima, a la coartada para no creer.
Así, vemos que a pesar de haber estado orando por un hijo (v.13), cuando recibe un anticipo visible del cumplimiento de su petición, Zacarías no sabe verlo porque no puede ya creer.
En este sentido, es importante entender que el papel que juega el ángel es, precisamente, el de mostrar un anticipo de los profundos cambios que abriga el presente. En este caso, es signo de que el tiempo presente de esterilidad está ya alumbrando un tiempo de vida renovada.
Vale la pena también fijarse en la reacción del ángel, que castiga a Zacarías con la mudez, de modo que sólo puede comunicarse por gestos, lo que le impedirá una comunicación clara con el pueblo (v.22). En otras palabras, este pastor y creyente ya no puede transmitir un mensaje de vida al pueblo.
Podemos concluir que Zacarías en propio ejercicio de su responsabilidad le ha llevado a desarrollar mucha cautela, hasta el punto de rozar una incredulidad revestida de gestos de piedad y fe.
•.¸¸•´¯`•.¸¸.ஐ Patricia ஐ.¸¸•´¯`•.¸¸.•
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