lunes, 1 de diciembre de 2014

DEVOCIONAL FAMILIAR

Cuando hablamos de “Devocional Familiar”, estamos hablando de compartir la Palabra de Dios, como una disciplina espiritual que nos  permite como familia superar momentos de crisis, y conservar y mantener nuestra devoción por Aquel que es el fundamento de nuestras vidas: nuestro Señor Jesucristo.
En la Biblia encontramos varios textos que nos instan a dar a conocer las verdades, el amor y salvación que Dios tiene para cada uno, como así también el plan de vida que trazó desde antemano para todos, de manera especial y  personal.
El texto de Génesis 18:19 dice:
Yo lo escogí a fin de que él ordene a sus hijos y a sus familias que se mantengan en el camino
del Señor haciendo lo que es correcto y justo.

Entonces yo haré por Abraham todo lo que he prometido» (NTV)
Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido. (NVI)
En el texto encontramos el sentir de Dios para con su siervo Abraham al revelarle lo que está a punto de suceder en el accionar de sus propósitos; pero lo que más me impacta es la claridad con la que Abraham llega a entender la importancia de poder conservar en el tiempo una familia creyente saludable. Este principio permitió que las generaciones venideras guardaran el camino del Señor. La importancia de tener una relación personal, diaria con Dios.

COMO HACER UN DEVOCIONAL FAMILIAR

Para poder conservar una vida devocional familiar, debemos entender que nuestro primer altar es en nuestro hogar donde podemos demostrar nuestra primera relación de amor y adoración, donde nuestras familias se nutren para luego llevar a nuestras reuniones congregacionales lo que ya hemos recibido en casa, el fuego de su presencia y la llenura de su unción derramada sobre la primera Iglesia (la familia).
Nuestro Señor Jesucristo enfatizó este concepto que aprendió desde su niñez, a estar en los negocios de su Padre, porque tanto María como José subían cada año para adorar en la ciudad santa, lo cual nos dice que su primera escuela de discipulado fue el hogar.
Si queremos tener familias sanas, arraigadas en la Palabra del Señor, si deseamos que vengan sobre nuestras vidas las más ricas bendiciones, comencemos por nuestros hogares. Como en la vida de Abraham tendremos aciertos y errores, pero si el primer altar está encendido diariamente alcanzaremos los propósitos del Señor y nuestras futuras generaciones podrán conservar el fuego de Dios.
Como familia, lean el siguiente pasaje: Mateo 6:25-34 (con énfasis en Mateo 6:33), en estos pasajes, ¿a quién le estaba hablando Jesús? ¿A un grupo de pastores? No. ¿A sus discípulos? En realidad no. Ese día Jesús estaba sentado en un cerro con miles de mamás, papás, hijos e hijas. Jesús estaba hablando con familias exactamente como la nuestra; con gente
igualita a nosotros.
Oremos para ser conscientes de buscar lo “primero”, el reino de Dios y Su justicia, antes de cualquier otra cosa.

Reflexionemos unos minutos juntos en familia podemos utilizar las siguientes preguntas:
Según el pasaje, ¿sobre qué estaban preocupadas esas personas? (lean de nuevo el v. 31.)
¿Qué tipo de cosas tenemos como familia? ¿Qué tipo de cosas necesitamos?
(Anima a tus hijos a que hagan una lista con sus respuestas.) ¿Sabían
ustedes que Dios ya sabía de antemano que necesitamos estas cosas? (v. 32)
¿Quién es el que provee la comida para los pájaros (v. 26), que hace que las flores se vistan tan bonito, y que nos da todo lo que tenemos?
Cuando Jesús estaba hablando con las familias, les dio dos instrucciones: una cosa que no deben hacer (v.31) y otra cosa que deben hacer (v.33).
¿Sabes cuáles fueron esas cosas?
Lean el versículo 33. ¿Qué significa “busquen primeramente el reino de Dios” y qué sucede si hacemos eso?
En otro pasaje de la Biblia: Mateo 28:18-20 dice:
“ Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” . Aquí hay algunas ideas para considerar:
1. Antes de que Dios pueda hacer algo grande por medio de ti, quiere hacer algo grande en ti. Antes de que Dios le hubiera dado Su Ley a Israel, demostró su gran amor por ellos por medio de liberarlos de la esclavitud en Egipto. Antes de que Jesús nos diera a conocer Su voluntad para nosotros, demostró Su gran
amor por nosotros al morir en la cruz.
2. El plan de Dios para nosotros normalmente nos llama a salir de nuestra zona de comodidad. De la misma forma que Dios llamó a Abraham a salir de la tierra
donde vivía para ir a la tierra que le mostraría, Dios nos llama a abandonar nuestra seguridad para encontrar una seguridad más grande al confiar en Él.
Dios no nos llama a un lugar, a una persona, o a un trabajo; ¡nos llama a Sí Mismo!
3. Dios no quiere moverte de no hacer nada - a hacer algo, sino más bien de una falta de fe – a fe verdadera. Dios no necesita que hagas nada para Él – ¡Él es Dios! Dios quiere que le creamos . . . para Su gloria y para nuestro bien.
Para poder dar a conocer a Dios a otras personas, familiares, amigos, compañeros, etc.
Debemos conocerlo primeramente nosotros!!
Nuestros hijos!! Como personas individualmente, con propósitos únicos y personales!! Pero también como FAMILIA!!
Cómo lo he escrito en otras oportunidades, los miembros de la familia, para convivir unos con otros de una forma intensa, pueden ayudarse en oración constante, en los momentos difíciles y también de alegría y bienestar. Pueden apoyarse mutuamente en la resolución de los buenos propósitos, hacia una conversión cada vez más profunda. De esa forma, en oración y en amistad, la familia puede ser un signo patente de la fuerza del Espíritu Santo en el mundo, que renueva todas las cosas, comunicando con alegría su "Fe" viva en el Señor Jesús.

"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón y las repetirás a tus hijos..."
Deuteronomio 6:6 y 7

Enséñalas a tus hijos. Habla de ellas en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Deuteronomio 11:19

Sólo los vivos pueden alabarte como yo lo hago hoy. Cada generación le habla de tu fidelidad a la siguiente.  Isaías 38:19

    •.¸¸•´¯`•.¸¸. Patricia  .¸¸•´¯`•.¸¸.•



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