lunes, 15 de diciembre de 2014

TIEMPO DE EXPECTATIVAS 2 : "MARÍA"

Leer: Lucas 1,5-38

Todo lo que se dijo de Zacarías, entra ahora en contraste con María.
Si en el relato de Zacarías el nombre del ángel, Gabriel, aparece hacia el final del relato y en medio de su diálogo con el sacerdote, ahora lo hace al principio para manifestar al lector que algo importante tiene que comunicar. Recordemos que el ángel Gabriel es un mensajero importante ( Daniel 8 y 9).
También contrasta el escenario: Galilea, la tierra alejada de Jerusalén y, además, despreciada por esta ciudad ( Juan 7,41.52). Y este contraste es el escenario de otro: el que se da entre los personajes. Así, María es mujer, joven (suponemos que entre unos 15 y 16 años de edad), y plebeya.
Y más importante que estos contrastes, es la reacción de María:
Ésta no muestra temor, sino sorpresa, quizás inquietud (“se turbó”).
Además, es muy significativo que tal turbación venga causada por las palabras del ángel, y no por su presencia: “se sorprendió de sus palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo”. (v.29)
Muy posiblemente, María la joven plebeya, ni tenía una mente crítica ni debía estar acostumbrada a ver ángeles. Seguro que ni le reconoció como tal. Pero tampoco estaría acostumbrada a saludos tan efusivos. El texto habla de “aspasmós”, que claramente indica un saludo muy cariñoso y efusivo, incluso un abrazo. Podríamos decir, que María representa a “la plebeya que se ve sorprendida” por un saludo efusivo, en este caso por un cálido saludo divino.
Que María es una mujer sencilla, lo muestra también su reacción ante el anuncio de su concepción: ”¿y cómo será esto, pues no conozco varón?” (v.34)
En realidad, está preguntando cómo tiene que hacerlo, ya que no tiene relaciones sexuales con varón. Y la reacción del ángel, que le anuncia el cómo, indica precisamente que no toma sus palabras como incredulidad.
De la respuesta del ángel, llama la atención que María no se asuste ante la prospectiva de verse poseída por la divinidad (el Espíritu Santo). Esto, en lugar de asustarla la deja anonadada: “he aquí la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra” (v.38)
Así, la joven que se está abriendo a la vida y que como púber todavía no tiene ‘motivos de oración’ (preocupaciones, peticiones, etc.), se ve sorprendentemente ante un horizonte que ni podía intuir. María, pues, representa aquello que el Señor hace fuera de los patrones comunes que conocemos y que controlamos.
Es más, podríamos destacar el hecho de que el Señor piensa hacer una gran obra de vida y salvación precisamente en una persona muy joven y, por ello mismo, falta de discernimiento o de criterios experimentados. Ante una persona así, muchos Zacarías tendríamos cierta prevención.
Parece que en ocasiones el Señor tiene sus propios planes para aquellos que carecen de la experiencia suficiente.


•.¸¸•´¯`•.¸¸. Patricia  .¸¸•´¯`•.¸¸.•


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