El debut en el jardín o en primer grado suele
generar más inquietud en los padres que en sus hijos. Algunos tips para superar
este trance sin angustia.
Los adultos se
muestran más inquietos y son los que marcan el ritmo de la ansiedad de sus
hijos, a horas de conocer a la “seño” y entrar a la salita color tal o en el
aula de primer grado.
No se angustie, pase y encuéntrese.
Aunque parezca redundante, el primer día de clases es principalmente de los niños. Y ese ingreso a la educación inicial “es una crisis vital, como el destete, porque el jardín es el primer lugar donde los chicos se institucionalizan”. Actualmente, los chicos “se socializan con facilidad pero es en los padres donde aparecen sentimientos de culpa, por ejemplo, por ir a trabajar y dejar al hijo con otra gente”.
Las ansiedades se instalan primero en los adultos y luego en los niños, y ambos reaccionan de modo diferente. “¿Habré elegido bien el colegio?, ¿cómo serán los maestros?, ¿se hará de amigos el nene?”, son las preocupaciones que más se oyen en las asambleas de madres en la puerta del colegio.
Pero cuando esas preguntas suenan dentro de casa, el chico, “en vez de abrirse al docente, se alerta”. Algunos padres de chicos que van a empezar el jardín los obligan a dejar el chupete o la mamadera, con lo cual agregan otra angustia al contexto. Y tanto en el jardín como en primer grado (o primer año del EGB) están los que invaden con preguntas a las maestras para obtener precisiones hasta sobre el color de las témperas.
“Sería mejor que se preocuparan por conocer cuál es el plan de estudio, de todos modos, la inquietud por esas cosas a veces accesorias es necesaria para bajar las ansiedades.”
Señalaremos tres grandes grupos de
papás:
Los que toman todo con naturalidad: enseñan a sus
hijos a vivir las distintas etapas con alegría.
Los más ansiosos: hacen los preparativos con mucha
anticipación o compran cosas que los chicos ni siquiera van a usar.
Y aquellos a los que les cuesta separarse de
los hijos.
Para bajar la angustia paterna, las docentes hacen reuniones informativas acentuándoles un pedido: que sepan diferenciar las expectativas propias de las de un hijo. “Lo que pasa es que ellos sienten que en la escuela se van a poner a prueba las teorías que usaron en la crianza”. Los jardines implementan un “período de adaptación”, que es una etapa en la que papis y mamis permanecen por un lapso maleable adentro del establecimiento hasta que el niño muestre docilidad.
Pero los adultos son producto de otro tipo de escuela.
La influencia del adulto se nota en las
actitudes de los chicos que “lloran, se quejan por dolores de panza o cabeza,
tienen ganas de ir al baño o se hacen encima; generan situaciones para que los
padres los vayan a buscar. Los chicos con un síntoma de los padres”.
Para evitar estos problemas de la etapa inicial, tenemos que “elegir una institución cercana al domicilio, entrevistarse con el equipo directivo y ver cuáles son las propuestas de la institución y su recorrido pedagógico. No hay tranquilidad si no se construye un puente entre el respeto y la confianza”.
•.¸¸•´¯`•.¸¸.ஐ Patricia ஐ.¸¸•´¯`•.¸¸.•
No hay comentarios:
Publicar un comentario