domingo, 1 de febrero de 2015

YO SOY " LA VID"

Y somos restaurados de Muerte a Vida.

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).

Es importante que entendamos que la salvación no es un evento de producir frutos, por lo que en esta declaración Jesús estaba hablando acerca nuestra vida después de que hemos sido salvos. Claro, un incrédulo no produce frutos, y aun después que recibimos la salvación, los creyentes automáticamente no producen frutos. Pero si le entregamos nuestra vida a Él (Romanos 12:1-2) y respondemos al llamado del Espíritu Santo que Él envió para guiarnos (Juan 14:26) sí podemos producir muchos frutos.

Sino nuestras vidas no serán productivas porque sin Él no podemos hacer nada que tenga un valor espiritual. Aun seremos salvos, pero no seremos de más uso en la obra del Reino que las ramas, o pámpanos, que el agricultor poda en tiempo de la siega. Pablo lo confirma en 
1 Corintios 3:12-15.

El cristiano sin frutos será salvo, pero como uno que ha escapado del fuego.
Este no es un asunto de éxito o de fracaso desde el punto de vista del mundo. Es un asunto de motivos. Muchos de nosotros verán sus mejores logros ser quemados en el fuego porque los obtuvimos con motivos equivocados, como la auto satisfacción, o para obtener el reconocimiento de los demás, o aun por el deseo de “tener puntos” con Dios. Solamente aquellas cosas que son provocadas por el Espíritu Santo en las que nuestro único motivo es la gratitud por todo lo que se nos ha dado permanecerán. “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Corintios 4:5).

Estos son los siete “Yo soy” en el Evangelio según Juan. Como los milagros, estos revelan el Evangelio, pero ahora el mensaje concierne lo que sucede después de la salvación. Yo le llamo la segunda parte del mensaje del Señor a nosotros.

Jesús es el único que nos sustenta espiritualmente (1). Por medio de Él obtenemos entendimiento y sabiduría espiritual para poder vivir (2). Él nos ha dado entrada libre al Reino (3), al haber pagado el precio de nuestra entrada con Su vida (4). Ya sea que muramos antes del Rapto o que seamos tomados en vida en el mismo, Él nos ha garantizado nuestra vida eterna con Dios (5). Él es el único que puede hacer esto (6) y por el resto de nuestra vida en la Tierra, las cosas que hagamos por Su poder, producto de nuestra gratitud por lo que Él ha hecho por nosotros, son las únicas que importan.


•.¸¸•´¯`•.¸¸. Patricia  .¸¸•´¯`•.¸¸.•


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